El candidato de Unión por la Patria estuvo en el patio interno del Colegio Pellegrini.
“Si me faltaba combustible y energía para llegar al domingo, me la dieron ustedes. Gracias, de corazón”. Sergio Massa cerró la campaña en el patio interno del Colegio Pellegrini, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, frente a cientos de jóvenes que lo rodearon para escuchar el último mensaje de campaña. El candidato de Unión por la Patria, de impecable traje, se paró en el centro, y después de tomar dos mates que le convidaron, inició el discurso de clausura a un extenso proceso electoral.
Minutos después de las 16 el ministro de Economía se bajó de la camioneta que lo suele trasladar e ingresó por una puerta lateral al colegio. Adentro lo esperaba el ministro de Educación, Jaime Perczyk, y el legislador porteño Juan Manuel Valdés. Los estudiantes estaban atravesados por la ansiedad, a la espera del único candidato presidencial del balotaje que defiende la continuidad de la educación gratuita.
El bullicio se terminó cuando Massa agarró el micrófono y, después de varios saludos, se decidió a hablar. En ese instante de silencio un grupo de personas se asomó por la ventana de un edificio continuo y empezó a gritar. “Vamos Sergio”, gritó con fuerza un hombre calvo que tenía medio cuerpo afuera. Cuando el tigrense alzó la vista, una mujer le mostró un cartel que decía: “Un gran remedio para un gran mal”. De un lado del afiche la cara de Massa, del otro la de Javier Milei. Los gritos volvieron a copar el patio.