En una nueva emisión del programa Mañana Fantástica, los estudiantes de la carrera de Instrumentación Quirúrgica del Instituto San Martín de Porres, de Santiago del Estero, Melina Aguero Di Santo, Cecilia Romano y Gabriel Romano, compartieron valiosos detalles sobre su formación y destacaron la relevancia de su profesión en la sociedad y en el ámbito de la salud.
El Técnico Superior en Instrumentación Quirúrgica está capacitado para realizar el proceso de instrumentación quirúrgica, instrumentar los distintos procedimientos quirúrgicos en las distintas especialidades; circular y atender los procedimientos quirúrgicos en las áreas en las que se desarrolla la actividad quirúrgica, gestionar su ámbito de trabajo, garantizar la calidad en el proceso de instrumentación y desarrollar acciones educativas.
Esta formación le permite desempeñarse tanto en el ámbito hospitalario (en áreas quirúrgicas) como en el extra-hospitalario, en áreas como docencia, investigación y asesoramiento a empresas relacionadas con la salud, según lo informado por la institución.
La carrera tiene una duración de tres años y su plan de estudios combina materias teóricas con prácticas laborales, esenciales para el desarrollo de las competencias profesionales requeridas en el campo.
Los alumnos del Instituto San Martín de Porres explicaron que gran parte de la sociedad tiene una idea errónea sobre la carrera y el trabajo que desempeñan los instrumentadores quirúrgicos. Este profesional asiste directamente al cirujano durante una intervención, garantizando que los instrumentos necesarios estén disponibles en el momento preciso, en las condiciones adecuadas y en el orden correspondiente. Sin embargo, el trabajo del instrumentador quirúrgico no se limita solo a manejar los instrumentos: también es responsable de preparar el quirófano, asistir al equipo médico y asegurar la correcta esterilización y seguridad de todos los materiales utilizados.
El rol del instrumentador combina habilidades técnicas, conocimientos médicos y una gran capacidad para trabajar en equipo, especialmente en condiciones de alta presión. La precisión, la rapidez y la capacidad de adaptarse ante cualquier imprevisto son aspectos fundamentales en su desempeño.
Es importante destacar que el trabajo del instrumentador quirúrgico abarca tres momentos clave: antes, durante y después de la intervención. Durante la preparación, el instrumentador se encarga de organizar las cajas y los insumos necesarios, como gasas, compresas, guantes, entre otros. Una vez que todo está listo, el profesional se lava las manos y procede a preparar la mesa de trabajo junto con todo el instrumental necesario. En este momento, el instrumentador circulante asume la tarea de pasar los insumos al equipo quirúrgico según se requiera. Solo cuando todo está preparado y organizado, el cirujano puede comenzar su labor.
Este proceso resalta la importancia crucial de la profesión y subraya que el cirujano no es nada sin el instrumentador quirúrgico. Sin la presencia de un instrumentador capacitado y eficiente, el cirujano no podría llevar a cabo la intervención con la seguridad y precisión que requiere. La labor del instrumentador es, por tanto, indispensable para el éxito y la seguridad de cada procedimiento quirúrgico.