Diputados busca revertir el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario. Hasta el momento, Casa Rosada tendría un tercio del recinto.
Más allá del eventual impacto mediático, el diputado expresó la importancia de la reunión: unificó los votos de los dudosos del PRO, aunque en el bloque amarillo hay dos votos en contra del veto (González y Baldassi). No se esperan muchas más filtraciones del oficialismo, que desde su entorno asegura que tiene garantizados los cinco votos que le aportan los gobiernos aliados de Tucumán y San Juan, más cuatro de los radicales que integraron el grupo de los “87 héroes” (menos Cervi, que se abstendría). “Del 1 al 10, tenemos un 7 de optimismo. Estamos pendientes a todo: a los vuelos que se puedan llegar a demorar y a todas las posibles ausencias”, admitió para este medio una radical que se puso el proyecto al hombro.
Financiamiento universitario: qué le queda a la oposición en Diputados
El factor de los faltazos y las abstenciones -que tienen el mismo valor cuando el quórum está garantizado- será el determinante. Por licencias, se conocen dos ausencias de votos contra el veto (Carbajal y López Murphy) y uno a favor (Zago); los demás son interrogantes, aunque tres misioneros de Innovación Federal (todos menos Arrúa) tampoco estarían presentes: en agosto, estos últimos habían votado a favor del financiamiento universitario.
Con un nuevo anuncio de incremento salarial este mismo martes (segundo aumento en 24 horas), el Gobierno busca disuadir a las agrupaciones universitarias que atenúen sus medidas de fuerza, que ya escalaron a toma de facultades y se reflejarán nuevamente en las inmediaciones del Congreso. “Los rectores quieren que la cosa se calme, no les conviene que no haya clases”, aseguró un diputado a favor del veto de Milei.
Es la ascendencia de las autoridades universitarias la carta a la que apuestan los opositores: se conoció que al menos las universidades de Tucumán, Córdoba, La Pampa y la Patagonia se contactaron con diputados de sus provincias para hacerles conocer su demanda de aprobar el proyecto. Su ascendencia y la de la movilización son las únicas posibles de torcer voluntades en una votación que no trastocaría el equilibrio fiscal, pero si el orden político.