Luego de encontrarse con Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, el titular del Palacio de Hacienda cerró su visita con un encuentro en el Fondo Monetario.
Minutos después de reunirse con la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, el ministro de Economía del Argentina, Sergio Massa, ingresó al edificio central del Fondo Monetario Internacional, en la Calle 19 de esta capital, para tener un encuentro bilateral con Kristalina Georgieva, la directora gerente del organismo. El encuentro terminó cerca de las 16 hora de la Argentina.
En medio del programa vigente con el Fondo, y de la segunda revisión del mismo -en la que trabajaron los equipos técnicos de Economía la semana pasada-, se trató de la reunión más trascendente de la gira de Massa de más de una semana en la visitó influyentes funcionarios de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, dirigentes comunitarios, empresarios y en la que también viajó a Houston, en busca de inversiones para Vaca Muerta. El apoyo político que significó el inesperado encuentro con Yellen es, sin dudas, otro de los puntos salientes de la gira.
Economía espera que la reunión con Georgieva haya sido el corolario de una segunda revisión positiva. Será un encuentro con dos objetivos centrales para el tigrense: cerrar la segunda revisión del programa y analizar cómo seguirá el acuerdo que firmó el Gobierno a comienzos de 2022. El resultado positivo tendrá como contraparte la llegada de unos USD 4.000 millones que servirán para pagarle al propio Fondo y, en parte, para aumentar las alicaídas reservas del Banco Central.
Massa llegó al FMI con Gustavo Rubinstein (viceministro) Leonardo Madcur (jefe de asesores) y el jefe del Indec, Marco Lavagna. Se sumaron también el presidente del Banco Central, Miguel Pesce; y la ahora titular del Banco Nación y antecesora de Massa, Silvina Batakis, que llegó ayer a esta capital. La idea era dar una señal de continuidad y que Massa, al igual que lo decían Guzmán y Batakis, seguir con programa y no pedir tocar las metas. Allí los esperaba el delegado argentino ante el organismo, Sergio Chodos, con las credenciales para ingresar en la mano.