El hielo marino perdió un pedazo considerable en enero como sucede regularmente, pero no volvió a reintegrarse en el invierno y despertó la preocupación de los científicos.
Al mismo tiempo que la inusitada ola de calor acecha al hemisferio norte y provocó la preocupación por el cambio climático, la cantidad de hielo marino en la Antártida descendió hasta un nivel sin precedentes en invierno y generó un desconcierto generalizado en la comunidad científica.
Anualmente, el hielo marino se reduce a sus niveles más bajos en febrero y luego se reconstruye en invierno, pero este año la situación fue diferente, y los científicos observaron que se encuentra en los niveles más bajos desde que comenzaron los registros hace 45 años.
Por este motivo, los expertos consideran la situación como excepcional y, pese a que las variaciones en la Antártida complicaron la labor desde los primeros registros, desde el 2016 la situación despertó una alarma. “Es más probable que no veamos que el sistema antártico se recupere como lo hizo, digamos, hace 15 años, durante un período muy largo en el futuro, y posiblemente ‘nunca'”, explicó Ted Scambos, glaciólogo de la Universidad de Colorado Boulder, en diálogo con CNN.
De acuerdo a los últimos registros del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC por sus siglas en inglés), la Antártida tiene 1,6 millones de kilómetros cuadrados menos en relación a las medidas tomadas en julio del 2022, marca que ya había sido récord entonces.