Así lo reveló un informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.
Uno de cada cuatro jóvenes en Argentina quedó fuera del sistema laboral en los últimos seis meses y actualmente vive en la indigencia, es decir, que no logra cubrir la cantidad de comidas diarias necesarias.
La tasa de pobreza y la tasa de indigencia presentan una tendencia al alza, con una mayor incidencia en los jóvenes que en la población total. Asimismo, se destaca una mayor vulnerabilidad de las mujeres jóvenes en el mercado de trabajo, evidenciada en la tasa de desocupación y en la tasa de pobreza.
De acuerdo al estudio, los jóvenes sufren la pobreza mucho más que el promedio de la sociedad. Aunque la brecha entre jóvenes pobres y personas pobres nunca fue menor de 6 puntos, actualmente aumenta a 7% afectando significativamente su capacidad para acumular capital humano y, en consecuencia, los ingresos de toda su vida laboral.
En el caso de la indigencia, el informe calificó el indicador como “escalofriante“, debido a creció más de un 7,2% en los últimos seis meses y una cuarta parte de la juventud en Argentina se cayó del sistema y vive en la indigencia. “Este cruel y grave indicador nunca observó una medición similar”, explica.
En la comparación interanual para los primeros trimestres del período en donde crecen sustancialmente tanto la pobreza como la indigencia (2023/2024) se puede ver una leve mayor incidencia de los hombres sobre las mujeres. Sin embargo, en la serie 2017/2024 no es posible identificar tendencias claramente dispares por género.
La brecha de género
La brecha entre varones y mujeres puede medirse a través de la sobrerrepresentación de varones empleados sobre mujeres. Analizando la tasa de empleo de jóvenes varones y mujeres podemos observar tendencias inversamente proporcionales en los últimos siete años. Mientras que la tendencia de la empleabilidad de mujeres asciende 4 puntos, el mismo indicador para los varones desciende la misma proporción.
Sin embargo, estas variaciones mantienen una brecha de género en la tasa de empleo de casi 18 puntos, que supo estar al inicio de esta medición (2017) en más de 27 puntos. El punto más alto de brecha de género en la tasa de empleo la sufrieron las mujeres jóvenes durante la pandemia: en ese momento podríamos indicar que de cada 3 trabajadores solo 1 era mujer.
Las mujeres jóvenes vienen ganando terreno con respecto a su presencia en el empleo, en relación a sus pares por género. Sin embargo, en la actualidad observamos nuevamente un crecimiento de esta sobrerrepresentación a partir de la cual en el primer trimestre de 2024 hay 1.51 varones jóvenes empleados sobre 1 mujer joven empleada.