Estiman que, sin la estrategia de Luis Caputo de colocar títulos con intereses capitalizables, el resultado financiero podría ser deficitario este año. Evita realizar pagos ahora a costa de elevar el capital adeudado por el Tesoro.
Está claro que la motosierra y la licuadora del Gobierno de Javier Milei implicaron un shock de ajuste casi sin precedentes, que encarriló las cuentas públicas a costa de hundir el gasto en jubilaciones y pensiones, en obra pública y en transferencias a las provincias, entre otras partidas. A pesar de ello, Luis Caputo también apela a una dosis importante de contabilidad fiscal creativa sin la cual podría incumplir su objetivo de equilibrio financiero en 2024: el diseño del título más utilizado por la Secretaría de Finanzas en sus licitaciones le permitirá evitar el pago de más de $4 billones de intereses de este año, que pasarán a engrosar el stock de deuda del Tesoro.
En rigor, se trata simplemente de un truco contable. El instrumento más relevante que eligió el Gobierno para llevarlo a cabo es la LECAP. Se trata de títulos de deuda de corto plazo que capitalizan intereses mensualmente, es decir, no se paga esos intereses mes a mes sino que se incorporan al capital adeudado, que recién se abona cuando la letra expira. La LEFI (las letras que emitió el Tesoro para reemplazar los pases pasivos del Banco Central) tienen una estructura similar y un impacto semejante para las cuentas públicas.
Para el acreedor no cambia nada, pero al Gobierno le permite no anotar ese dinero en la planilla de intereses a saldar que forman parte del resultado fiscal financiero (resultado primario menos el gasto en intereses de la deuda), sino anotarlo como nuevo capital adeudado. Dada la magnitud de las colocaciones de este tipo de instrumentos de deuda del Tesoro, potenciada por la migración de deuda desde el BCRA, este juego contable se torna una herramienta fundamental para que Javier Milei y Luis Caputo puedan sacar a relucir a fin de año el Excel del equilibrio fiscal financiero.
Superávit y manejo de la deuda
Un informe de la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia proyectó el impacto que tendrá en las cuentas de 2024 el uso de esta estrategia: calculó que, solo a partir del stock de LECAP actual (sin contar el de las LEFI), los intereses correspondientes a 2024 que se cargarán al stock de deuda del Tesoro superará los $4 billones, es decir, representará alrededor de 0,7% del PBI.
El ajuste y las novedades tributarias de septiembre
Por lo pronto, septiembre trae aparejados ciertos interrogantes sobre el plan fiscal, en particular por el lado de los ingresos. Este lunes, comenzó a regir la retrotracción de la alícuota del impuesto PAIS a las importaciones de bienes y fletes: bajó del 17,5% al 7,5%, el nivel que tenía antes de que Javier Milei decidiera aumentarla en diciembre pasado. Se trata del tributo que más creció este año y que más ayudó a evitar (junto con las retenciones) que el desplome de la recaudación fuera aún mayor. Según proyecciones de Analytica, de acá a fin de año implicará resignar $1,5 billones. Banco Provincia calculó que serían $1,4 billones o 0,25% del PBI.
Sobre todo, habrá que ver en qué medida eso se ve compensado por la reimplantación del impuesto a las Ganancias a trabajadores y por el blanqueo. Según el informe del Bapro, el 70% de los recursos perdidos por el impuesto PAIS se vería compensado por Ganancias, por las subas de tarifas de energía y transporte y por la quita de subsidios a los colectivos en el AMBA (líneas de CABA y Boleto Integrado).
“El 30% restante podría ser cubierto, por ejemplo, con los recursos provenientes del blanqueo y el nuevo régimen de Bienes Personales. No obstante, si este último no alcanzara las expectativas, se podría recurrir a un plan B: acelerar el aumento del impuesto a los combustibles. En un escenario de máxima, la medida podría aportar cerca de un 0,14% adicional del PBI, ayudando a cerrar la brecha fiscal abierta por la baja del costo de importar”, señaló.
De esta forma, el déficit financiero cero en 2024 parece posible de alcanzar. Aunque no sin escatimarles a los trucos contables de la deuda flotante y la capitalización de intereses. “Si estos intereses se contabilizaran dentro de los pagos financieros, el superávit global del Tesoro se vería reducido sustancialmente, pudiendo incluso revertirse”, concluyó el informe.