Fernando Alves Ferreira se autoincriminó por el crimen, pero dijo que lo hizo por “para proteger su seguridad”. Está imputado por “femicidio y homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y con un arma de fuego”.
El crimen de Eduarda Santos Almeida, una joven brasileña, conmocionó a Bariloche el 16 de febrero de 2022, cuando la mujer fue asesinada de seis disparos por Fernando Alves Ferreira, con quien convivía y quien confesó el femicidio ante la Justicia. Ahora, se espera que el caso se eleve a juicio en los próximos meses.
Eduarda Santos tenía 26 años y se había radicado en Bariloche, lugar al que había llegado algunas semanas antes. Tenía una bebé recién nacida y según se conoció, ella había tenido un embarazo subrogado con el que el acusado tuvo mellizos. Alves Ferreira, por su parte, tiene 27 años y había formado pareja con otro hombre, quien falleció.
Aún se desconoce el móvil detrás del brutal crimen y el vínculo que había entre ambos, pero algunas hipótesis apuntan a que podría tener que ver con el alquiler de vientre. Según el dictamen de la acusación, al que accedió TN, se cree que tuvieron una discusión y la joven intentó escapar al ver que su vida estaba en peligro.
El hecho ocurrió en uno de los senderos que conduce al mirador del Lago Escondido, en la ciudad de Bariloche, uno de los puntos turísticos más visitados de la zona. El cuerpo de la mujer fue descubierto ese día alrededor de las 9.20, en un sendero del acceso al mirador de Circuito Chico, a pocos metros de la ruta provincial 77 y en cercanías del turístico Puerto Pañuelo, frente al reconocido hotel Llao Llao.
Según la imputación, el acusado, quien convivía con la víctima en un domicilio ubicado a la altura del kilómetro 25 de Avenida Bustillo, se dirigió a las 0 horas de ese día con la mujer en su auto hasta el sitio del crimen y allí, al bajarse del vehículo, la asesinó de seis balazos con un arma de fuego calibre .357, que luego descartó.
El Ministerio Público Fiscal de Río Negro estableció los seis balazos le atravesaron los dos pulmones, un brazo, la cadera y la cara de Santos Almeida, quien falleció en el lugar.
Fue en base a las cámaras de seguridad que pudo establecerse la trayectoria de los momentos previos al crimen: allí quedó filmado cuando la madrugada del miércoles Alves Ferrerira sacó a Santos de la casa del barrio Llao Llao donde vivían, y también el recorrido de su auto hacia el sitio de los hechos, en Circuito Chico.
En la casa del imputado se halló una caja de municiones calibre .357 a la que le faltaban 19 proyectiles, y además un cotejo balístico confirmó que los plomos levantados en la escena del crimen coinciden en marca y calibre con las balas que tenía en su domicilio.
En el auto marca Chevrolet del acusado se hallaron también manchas de sangre en la parte externa y en el baúl, y en el capot otros rastros hemáticos, pero que habían sido lavados.
El asesino de Eduarda se autoincriminó y argumentó que fue “para proteger su seguridad”
Fernando Alves Ferreira está imputado por los delitos de “femicidio y homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y con un arma de fuego”, dijo que lo hizo “para proteger” su seguridad y la de los hijos mellizos que tuvo con la víctima, a quien vinculó con el narcotráfico.
Tras el asesinato, el hombre quedó detenido e imputado en una causa judicial en la que se declaró autor del femicidio y dijo que la mató “por cuestiones de narcos y todo lo que saben ustedes (sic)”. “Eduarda estaba involucrada en eso. Perdón, pero estaba en peligro y mi vida viene primero que la de los demás“, sostuvo.
“Soy culpable por la muerte de Eduarda. Soy el responsable, pero no lo planeé. Yo me podía haber fugado y no me fugué“, manifestó el acusado, que pidió a la Justicia que no envíe a sus dos hijos a Río de Janeiro ya que eso, según él, sería condenarlos a muerte.
En otro tramo de su autoincriminación, Alves Ferreira desprestigió a la víctima y se refirió al hecho de que él había enviudado del esposo con el que se casó en un matrimonio igualitario y con el que habían anotado como propios a los mellizos.
“Eduarda no era sumisa, todo lo contrario. Yo me quedé viudo hace siete meses. La violencia que sufríamos en la casa a partir de la llegada de Eduarda era constante. Mi prioridad eran mis hijos. Volver a Brasil no era una opción”, dijo.
Días atrás, el acusado declaró que se autopercibe mujer para buscar evitar una condena mayor. Pidió que lo llamen Amanda y ser juzgado solo por homicidio, no por homicidio triplemente calificado, pero el fiscal y el juez de la causa rechazaron el pedido. Luego de un arduo debate entre las partes, sin posibilidades de llegar a un acuerdo, el juez interviniente, Juan Martín Arroyo, consideró que la acusación era precisa y habilitó que el caso llegue a juicio.
Para la fiscalía, Alves “llevó adelante un accionar frío y calculador” y tenía todo planeado para irse de Bariloche el 20 de febrero.
Además, señalaron que el hecho fue cometido mediando violencia de género, ya que “el imputado mantenía una convivencia con la víctima y ejerció sobre ella durante años violencia psicológica y económica”.