Argentina tendría que recibir aproximadamente u$s3.350 millones.
Las potencias miembros del G7 resolverán este fin de semana, en una reunión virtual, la posibilidad de que el Fondo Monetario Internacional produzca una línea de financiamiento especial para los países de baja renta.
La asignación se llevaría a cabo mediante dos sistemas. El primero consistiría en una emisión directa de Derechos Especiales de Giro por u$s500.000 millones y el segundo sistema, indirecto, sería un préstamo de estos derechos a los países pobres por parte de los ricos, ya que estos últimos no necesitan estas reservas porque se endeudan en los mercados a tasas muy favorables.
Como los fondos serían repartidos proporcionalmente en relación al peso que cada nación tiene en el organismo, Argentina tendría que recibir aproximadamente u$s3.350 millones ya que tiene un 0,7% de participación.
Los DEG, que son un activo de reserva internacional, pueden cambiarse por divisas y su valor se basa en una canasta de cinco monedas representativas a nivel global. El FMI recurrió a este instrumento tras la crisis de 2008, pero su monto fue la mitad del que se desembolsaría en esta ocasión.
Los impulsores de esta iniciativa primero tendrán que convencer a los países del G7, que tienen entre el 25% y el 30% del capital del FMI, y después al G20 el 26 de febrero con el objetivo de establecer una decisión en abril durante la reunión anual del FMI.